AUNQUE VIVIMOS BAJO LA INFLUENCIA DE TENDENCIAS Y MODA, LA CORBATA SE CONSERVA COMO UN DISTINTIVO DE ELEGANCIA.
Con el paso del tiempo, la corbata se ha convertido en el accesorio que más caracteriza la personalidad y el gusto de quien la viste.
A día de hoy continúa siendo esa singularidad que nos desvela la individualidad y el estilo del hombre.
Saber llevarla condiciona la imagen que proyectamos ante quienes nos miran, pues además de poseer ciertas normas de estilo propias, el arte de saber combinarla es una cualidad personal que define nuestro alcance respecto a un destacable estilo.

LA CORBATA ES UN DETALLE REVELADOR DE NUESTRA PERSONALIDAD Y ESTILO
Es tal la variedad en su estilo, forma, tejido, color o estampado, que la corbata nos comunica algo diferente en función del modelo elegido.
También, nos lo dice todo atendiendo a la combinación que se haga de ella con la camisa y la chaqueta.

Pero no sólo es determinante este trío selectivo de camisa, chaqueta y corbata.
Una corbata despierta la libertad de jugar a combinarla con armonía con otros accesorios como son el cinturón, los zapatos, los calcetines o el pañuelo de bolsillo.
Una corbata tiene su límite, y su largura ha de cumplir una norma imprescindible de estilo: debe de quedar alineada con el cierre del cinturón y no debe de sobrepasar la línea que marca la hebilla.
“La corbata, lo opuesto a un cuello desnudo, complemento definitivo y definitorio, lo dice todo de quien la luce y de cómo la luce”